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Consultor, investigador en temas de Descentralización Fiscal y Desarrollo Económico Local. Investigador Asociado del Instituto de Desarrollo Económico y Empresarial INDEE.

martes, 10 de marzo de 2009

¿Es la descentralización dañina para el Perú?

Cuando se piensa en nuestro país, cuyo centralismo es cada vez más asfixiante, se mira al Estado como único responsable de la solución. El autor plantea que la empresa peruana debe tener un papel protagónico en la descentralización.

Por Juan Ricardo Palma (*)

En los últimos meses, tiempo durante el cual se ha discutido en todo el país sobre la ansiada descentralización nacional, los personajes más representativos de los poderes públicos con sede en Lima, con el eco de los editorialistas de los diarios limeños han pretendido y pretenden demostrar lo dañino que para el país es la descentralización. Para ello, han desempolvado subrepticiamente tres antiguos argumentos contra la descentralización, continuamente machacados por los medios masivos de comunicación. Por ello, creo necesario abordar esos argumentos con el objeto de demostrar sus inconsistencias.

El primero, que apareció en revistas y periódicos fue sustentado por los congresistas Barrón y Pease y luego apoyado por Ferrero, el presidente del Congreso. Ellos afirmaron que la descentralización significaría la duplicación de la burocracia nacional pues habría una en Lima y otra en cada región lo que ocasionaría el exagerado incremento del gasto público, se adelantó la cifra de 300 millones de dólares anuales, número que nunca fue sustentado. El argumento rápidamente tuvo seguidores en los sesudos analistas de los principales diarios capitalinos. Pero nadie, ni los políticos, ni siquiera los congresistas provincianos y menos los limeños, explicaron al país que la recuperación de la autoridad regional implica autonomía, es decir que la gestión de un gobierno local en lo relacionado a los asuntos de su jurisdicción se ejercerá en la región y no en la capital, el trabajo realizado en Piura no se volverá a hacer en Lima, eso no tiene sentido. En la otra mano, el centro tiene sus propias funciones de ámbito nacional que deben ser cumplidas, no revisadas en cada región. No hay duplicidad de funciones, luego no debería haber duplicidad de burocracia.

Habrá excedentes en la burocracia limeña que deberán ser reubicados o sustituidos en las provincias, lugar donde se genera su labor. No transferirlos, sólo es muestra de incapacidad central, no un riesgo de la descentralización.

El segundo argumento esgrimido contra la descentralización, sustentado agresivamente en las últimas semanas por reconocidos politólogos nacionales en las columnas económicas de los diarios de circulación nacional, todos editados en Lima, afirman que la empleocracia pública regional no tiene la experiencia ni probablemente la capacidad suficiente para gerenciar una región, Ellos afirman que se requerirán más de 20 años para lograr preparar la región para la descentralización y así lo sostuvo públicamente aquí en Piura hace unos meses en un congreso de un diario nacional, el asesor presidencial Dammert, posición también esgrimida acá en Piura, hace pocos días, por un candidato a la alcaldía limeña. Este argumento es fácilmente rebatible, pues en varias oportunidades se ha demostrado la eficiencia local sobre la limeña además de una veloz capacidad de reacción, la última y más exitosa fue en la reconstrucción postniño 1983, en la que el gobierno regional gestionó y consiguió inmediata y autónomamente, los 200 millones de dólares necesarios para recuperarse de los daños y para ayudar a los afectados, tanto de los estratos pobres como de los sectores de la producción, administrándolos con gran solvencia técnica y responsabilidad, obteniéndose excelentes resultados. ¡Es ocioso pedirles que comparen esa actuación con el inepto, roñoso y corrupto desempeño gubernamental central luego del Niño 1998! Y regresando al 83, la dinámica del gobierno regional impulsó al sector privado en la misma dirección, quien no se quedó atrás, pues paralelamente la Cámara de Comercio de Piura obtuvo del BCR y administró un fondo de 25 millones de dólares para recuperación empresarial, con el mismo excelente resultado. Todo se resume en colocar el personal capaz, eficiente y responsable en las ocupaciones adecuadas, para lo cual aquí sobran profesionales y gente con experiencia en los problemas regionales piuranos.

El último argumento de quienes se oponen a la descentralización, se basa en que necesariamente se requiere un gobierno centralista para redistribuir los excedentes (¿?) de las regiones más desarrolladas hacia las regiones pobres.

Este, es el menos sólido de los alegatos contra la autonomía regional, pues sencillamente cualquier proceso serio de descentralización, ya considera este monto de compensación dentro del gasto común nacional, fondo proveniente de sumar los aportes de cada una y todas, digo todas, las regiones al gobierno central, la principal fuente fiscal del país.

Estos tres argumentos contra la descentralización, sustentados una y otra vez, con diferente presentación en prensa, radio y televisión nacional van minando la inteligencia provinciana y ya algún periodista local los considera válidos y los reproduce y presenta como veraces.
Para los que vivimos en Piura, y en general en provincias es clarísimo que el principal causante de la depresión local es el centralismo, no sólo eso, es el más grande freno a nuestro desarrollo. También es claro que los beneficiarios de la inopia provinciana son los habitantes capitalinos y de ellos provendrá sin escrúpulos la oposición a la autonomía regional, pues perderán sus granjerías actuales.

Descentralizar no es dañino para el país, por el contrario hoy es el único camino viable para lograr nuestro crecimiento y modernización y por lo tanto es el desafío que los piuranos (y todos los provincianos) enfrentamos en el futuro inmediato, de lo contrario la situación socioeconómica de la región, seguirá deteriorándose aun más. Estoy convencido que luchar para lograr descentralizar este lugar donde vivimos, es tarea de nuestra generación y de lograrlo, será la mejor herencia que podemos dejar a nuestros descendientes.

(*) Profesor ordinario del PAD- Escuela de Dirección de la Universidad de Piura.

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